La Reflejoterapia podal actúa sobre todo el conjunto del organismo, efectuando una estimulación de todas las fuerzas positivas, influyendo sobre los diferentes órganos y sistemas del cuerpo: circulatorio, nervioso, digestivo, etc.. normalizando y equilibrando el funcionamiento de estos.
Sabemos que todo reflejo es una respuesta involuntaria a un estímulo, es la reacción de un órgano, un musculo, etc.. que mediante una presión o un golpe puede actuar a larga distancia a través de los circuitos nerviosos y mediante las microcorrientes eléctricas que corren todo nuestro cuerpo en todas direcciones.
Nuestras células poseen la propiedad de la excitabilidad, respondiendo a los estímulos que les llegan.
La Reflejoterapia podal actúa indirectamente sobre nuestras células ejerciendo su función mediante las presiones que vamos efectuando con los dedos sobre ciertas zonas precisas de nuestros pies, activando con ello tanto nuestros centros nerviosos como nuestros canales de energía.

Los mejores resultados, al igual que en el resto de sistemas naturales, se obtienen cuando el organismo posee en si mismo suficiente reserva vital para poder realizar una reacción adecuada a la necesidad.
Comparados con el resto del organismo, los pies son unos miembros relativamente pequeños. No obstante, su importancia no puede ser medida por dicho criterio. El estímulo de las zonas reflejas tiene la maravillosa capacidad de proporcionar motilidad a los órganos, vísceras y glándulas. Sabemos que la motilidad es intrínseca a la buena salud de cada estructura.
Las áreas reflejas del pie corresponden proporcionalmente en tamaño a las estructuras correspondientes. Algunos de los puntos reflejos tienen el tamaño de la punta de un alfiler. Los órganos mayores poseen más extensas en el pie.
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